SE VENDE POLÍTICA - ENSAYO: FILOSOFÍA DE LA LOCURA
A día de hoy no me considero un experto en política; no obstante, cada vez se hace más evidente la sensación de que esta ha perdido peso, ya no representa ni protege al pueblo, sino que negocia cínicamente con sus vidas. La que debería ser su función principal: velar por el bien común y la justicia, se ha transformado en un negocio, y lo más inquietante es que nosotros somos su moneda de cambio.
En sus orígenes, la política se entendía como un servicio a la polis, es decir, a la comunidad. Sin embargo, hoy ha derivado en una carrera profesional, convertida en una marca o incluso en aparato de marketing. La ciudadanía pierde entonces su papel activo y se transforma en mera consumidora de discursos que muchas veces ni siquiera comprende. Ya no hablamos de servidores públicos, sino de gestores del poder, que operan según criterio de rentabilidad electoral o incluso personal.
Por otro lado, los dilemas éticos ya no se abordan por principios, sino como un recurso barato para sumar votos, influencias o alianzas estratégicas. La moral se vuelve utilitaria, se exhibe, se instrumentaliza, pero rara vez se practica. Esto se evidencia en la justificaciones de guerras o en discursos cuidadosamente adaptados al oído del pueblo.
La clave está en satisfacer falsamente al pueblo, que es quien paga el precio de las decisiones políticas. Para ello, se lo anestesia mediante discursos adaptados y moralistas. Así, se le oculta lo que hay detrás de cada reforma, presupuesto, recorte o guerra: rostros concretos y vidas frágiles. A pesar de vivir en democracia, el pueblo no vota las decisiones, pero las sufre. No negocia tratados, pero si es víctima directa de ellos.
Los discursos se empapan del pueblo y los políticos lo proclaman constantemente; sin embargo, rara vez es escuchado, el pueblo se ha transformado en un instrumento retórico. Es clave para ganar el juego del lenguaje, pero no es actor del proceso político real. La democracia representativa se aleja cada vez más de una democracia vivida. Al quedar la filosofía relegada de la política moderna, esta ha dejado de ser un espacio común para el pensar y el actuar conjunto. Hoy es un espacio vacío, sin diálogo ni comunidad, solo gestión y cálculo.
Dicho esto, cuando un país se gestiona como una empresa, la justicia se convierte en un coste y la dignidad en una pérdida asumible. Quizá el problema no es que la política se venda, sino que el pueblo ya no sabe su valor.
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El precio del poder lo paga quien no lo tiene. |
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